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https://page48269.full-design.com/datos-sobre-estudio-de-clima-laboral-revelados-77211754 Visualiza esta escena frecuente en una pyme chilena: grupos quemados, cambio alta, frases en el café como aquí nadie escucha o puro desgaste. Suena familiar, ¿cierto? Muchas organizaciones en Chile se enfocan con los números y los balances financieros, pero se saltan del pulso interno: su capital humano. La verdad dura es esta: si no controlas el clima, después no te quejís cuando la salida de talento te reviente en la puerta. ¿Por qué importa tanto esto en Chile? El escenario local no da tregua. Tenemos crónica rotación en retail, burnout en los call centers y diferencias generacionales profundas en industrias como la minería y la banca. En Chile, donde marca la talla constante y la onda positiva, es típico disfrazar los problemas. Pero cuando no hay confianza real, ese sarcasmo se transforma en puro ruido que esconde la frustración. Sin un análisis, las pymes son inconscientes. No ven lo que los trabajadores realmente comentan en la pausa o en sus canales privados. Los ganancias palpables (y muy chilenos) de hacerlo bien Hacer un diagnóstico de clima no es un desembolso, es la mejor inversión en desempeño y paz mental que puedes hacer. Los beneficios son evidentes: Menos bajas y faltas: un lastre que le sale millones a las empresas chilenas cada ciclo. Retención de talento nuevo: las nuevas generaciones rotan rápido si no sienten propósito y buen ambiente. Mayor productividad en equipos remotos: clave para talento en regiones que a veces se sienten desconectados. Una diferenciación tangible: no es lo mismo prometer “somos buena onda” que demostrarlo con datos duros. Cómo se hace en la práctica (sin quemarse) No ocupas un departamento de RRHH costoso. Hoy, las herramientas son accesibles: Encuestas anónimas digitales: lo más efectivo en la nueva normalidad. La base es asegurar el 100% de anonimato para que la dotación hable sin miedo. Check-ins semanales: en vez de una encuesta pesada cada 12 meses, envía una microencuesta semanal corta por plataformas internas. Talleres focalizados: la joya. Revelan lo que nunca saldría por email: roces entre áreas, fricciones con mandos medios, procesos que nadie domina. Conversaciones cara a cara con equipos fuera de Santiago: su opinión suele quedar fuera. Una entrevista puede descubrir ruidos de comunicación que pasarían colados en una encuesta. El gran secreto: el diagnóstico no puede ser un show. Tiene que volverse en un plan concreto con hitos, líderes y plazos. Si no, es puro papel. Errores que en Chile se repiten (y arruinan todo) Anunciar ajustes y no ejecutar: los colaboradores chilenos lo leen al tiro; puro verso. No garantizar el confidencialidad: en culturas muy autorregidas, el miedo a castigos es real. Copiar encuestas genéricas: hay que aterrizar el lenguaje a la realidad local. Hacer diagnóstico único y abandonar: el clima cambia tras paros clave; hay que tomar pulso de forma periódica.
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